A mis 12 años de edad estuve a punto de ser
atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito:
¡Cuidado! El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo:
«¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?».
Gabriel
García Márquez
El Kilimanjaro es una montaña cubierta de nieve de 5963 metros de altura, y se dice que es la montaña más alta de África. Su cima occidental se denomina la Ngàje Ngài —la casa de Dios— en masai. Cerca de la cima occidental se encuentra el cadáver de un leopardo reseco y congelado. Nadie ha conseguido explicar qué buscaba el leopardo en aquellas alturas.
Ernest Hemingway (Las nieves del Kilimanjaro)
Las preocupaciones
de un padre de familia
Algunos dicen que la palabra
«odradek» precede del esloveno, y sobre esta base tratan de establecer su
etimología. Otros, en cambio, creen que es de origen alemán, con alguna
influencia del esloveno. Pero la incertidumbre de ambos supuestos despierta la sospecha
de que ninguno de los dos sea correcto, sobre todo porque no ayudan a
determinar el sentido de esa palabra.
Como es lógico, nadie se
preocuparía por semejante investigación si no fuera porque existe realmente un
ser llamado Odradek. A primera vista tiene el aspecto de un carrete de hilo en
forma de estrella plana. Parece cubierto de hilo, pero más bien se trata de
pedazos de hilo, de los tipos y colores más diversos, anudados o apelmazados
entre sí. Pero no es únicamente un carrete de hilo, pues de su centro emerge un
pequeño palito, al que está fijado otro, en ángulo recto. Con ayuda de este
último, por un lado, y con una especie de prolongación que tiene uno de los
radios, por el otro, el conjunto puede sostenerse como sobre dos patas.
Uno siente la tentación de creer
que esta criatura tuvo, tiempo atrás, una figura más razonable y que ahora está
rota. Pero éste no parece ser el caso; al menos, no encuentro ningún indicio de
ello; en ninguna parte se ven huellas de añadidos o de puntas de rotura que
pudieran darnos una pista en ese sentido; aunque el conjunto es absurdo, parece
completo en sí. Y no es posible dar más detalles, porque Odradek es muy
movedizo y no se deja atrapar.
Habita alternativamente bajo la
techumbre, en escalera, en los pasillos y en el zaguán. A veces no se deja ver
durante varios meses, como si se hubiese ido a otras casas, pero siempre vuelve
a la nuestra. A veces, cuando uno sale por la puerta y lo descubre arrimado a
la baranda, al pie de la escalera, entran ganas de hablar con él. No se le
hacen preguntas difíciles, desde luego, porque, como es tan pequeño, uno lo
trata como si fuera un niño.
-¿Cómo te llamas? -le pregunto.
-Odradek -me contesta.
-¿Y dónde vives?
-Domicilio indeterminado -dice y
se ríe.
Es una risa como la que se podría
producir si no se tuvieran pulmones. Suena como el crujido de hojas secas, y
con ella suele concluir la conversación. A veces ni siquiera contesta y
permanece tan callado como la madera de la que parece hecho.
En vano me pregunto qué será de
él. ¿Acaso puede morir? Todo lo que muere debe haber tenido alguna razón be
ser, alguna clase de actividad que lo ha desgastado. Y éste no es el caso de
Odradek. ¿Acaso rodará algún día por la escalera, arrastrando unos hilos ante
los pies de mis hijos y de los hijos de mis hijos? No parece que haga mal a
nadie; pero casi me resulta dolorosa la idea de que me pueda sobrevivir.
FIN
Franz Kafka
El niño inventa una palabra y
le da vida. Explicar la etimología de la palabra como lo hace Kakfa en el texto
es opcional. Se pueden dar algunos ejemplos de palabras inventadas para que se
hagan una idea del ejercicio.
Este ejercicio consiste en que
el educador les propone que inventen una palabra, que la escriban y que creen
un cuento con ella. El joven escritor no tiene por qué dar explicaciones de lo que
significa la palabra. Ése es su secreto y el profesor puede recordarle que
tampoco hay que adivinar de qué se trata.
Este es uno de los ejercicios que más les divierte y les da tanto
juego que algunos niños crean todo un universo propio a partir de una o más
palabras inventadas.
Esmeralda
Berbel