Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.
FIN
Julio
Cortázar
Una vez contado el microrrelato, les daremos algunos
ejemplos de otro tipo de instrucciones que ellos podrían escribir. Por ejemplo,
instrucciones para reír, para hacer pis, para callarse, para subir escaleras,
para comerse un bocadillo, para dar un beso...
Les propondremos que inventen un relato en el que
se indiquen una serie de instrucciones para hacer algo. Estas, deben quedar
claras y no tienen por qué ser lógicas ni «realizables».
Como es una consigna que les gusta mucho, podemos
proponer redactar varias instrucciones en una clase o que escriban otras más elaboradas en casa para
leer en la próxima clase.