Describir al personaje

Debes influir en la forma en que el lector ve al personaje incluyendo detalles muy evocadores, que no sean únicamente sobre su aspecto físico, sino explicando sus emociones y acciones a través de las palabras que usas para describirlas.

Christopher Edge

 

Hablaremos en este caso con nuestros alumnos sobre los personajes.

  •  ¿Qué necesito saber sobre mis personajes?
  • ¿Tienen alguna habilidad que deba conocer?

 Es importante que aprendan que los personajes deben evolucionar durante la historia.

 

Cómo crear la ficha de un personaje:

 

ü Forma de hablar (tranquilo, sarcástico…)

ü Atributos físicos (altura, pelo…)

ü Nombre

ü ¿Qué desea este personaje?

ü ¿Cuáles son sus hábitos?

ü Frases preferidas

ü ¿Cómo actúa de puertas afuera?

ü ¿Qué le motiva?

ü ¿Cómo lo ven los demás?

ü ¿Cómo va a cambiar?

 

Me encanta inventar nombres, pero también coleccionarlos, así con un vistazo a mis libretas puedo escoger uno que encaje con un nuevo personaje.

J.K.Rowling

 

 


Pocas veces me molesto en describir la cara que tiene un personaje. Creo que una cara de mujer, digamos. La Maga, no puede ser muy diferente, según los lectores. Porque hay toda una caracterología, una conducta, una palabra, una voz, que le dan una fisonomía. Alguien puede verla más alta o más baja, más rubia o más morena, con tal o cual color de ojos; serán detalles más o menos secundarios que no creo que modifiquen una especie de fisonomía central. Entonces si se llega a eso a través de la vida del personaje para qué molestarse en hacer lo que hacían los escritores del pasado: «entró fulanito, de estatura mediana, su cabeza coronada de bellos cabellos, etcétera». Lo considero completamente inútil.

Julio Cortázar

 

 

Había una vez un reino de fantasía con hadas, dragones, caballeros y todas esas cosas que tienen los reinos de fantasía. También había una ciudad grande con su castillo real. A la ciudad se llegaba por un camino, y junto a ese camino estaba la posada del Ogro Gordo. A ella acudían todo tipo de viajeros, vinieran de cerca o de lejos, fueran ricos o pobres, honrados o ladrones, altos o bajos, feos o guapos.

Quizá se debía a que era la única posada de los alrededores.

Por eso casi nadie se fijó en el sujeto que entró aquella noche para pedir una habitación, y eso que no tenía muy buena catadura. Era alto, flaco, huesudo y avinagrado, y vestía completamente de negro. Se tapaba con una capucha y todo él tenía un cierto aire siniestro. Además, llevaba un cuervo negro de ojos amarillos cómodamente instalado sobre su hombro izquierdo.

Ni siquiera Ratón se paró a mirarlo, aunque siempre se fijaba en todo; pero en aquel preciso momento estaba muy entretenido viendo la partida de cartas que se desarrollaba en una de las mesas. Casi todos los jugadores hacían trampas, pero nadie acusaba a nadie, no fuera que lo pillasen a él también. La verdad es que era una partida un poco complicada.

Ratón era un muchacho pelirrojo y pecoso. Tenía los incisivos superiores un poco salidos, y por eso todo el mundo lo llamaba así desde que podía recordar. Ratón era huérfano y trabajaba como mozo en la posada del Ogro Gordo. Era un trabajo duro y exigente, pero le gustaba, porque podía conocer a mucha gente, escuchar las historias que contaban los mercaderes llegados de tierras lejanas, y hasta ver partidas de cartas amañadas. ¿Qué más podía pedir?

Así que aquel misterioso tipejo vestido de negro subió hasta su habitación sin que Ratón se diera cuenta. Si hubiese sabido la de problemas que le iba a traer aquel oscuro personaje, seguro… seguro que le habría prestado bastante más atención…

En cuanto el posadero lo dejó solo, el hombre de negro salió de su habitación y llamó a la puerta del cuarto de al lado.

—¿Quién es? —se oyó una voz desde dentro.

—Calderaus —respondió el hombre de negro.

 

Laura Gallego

Mago por casualidad

 

 Autorretrato

 

 

Por mi parte, soy o creo ser

duro de nariz, mínimo de ojos,

escaso de pelos en la cabeza,

creciente de abdomen,

largo de piernas, ancho de suelas,

amarillo de tez,

generoso de amores,

imposible de cálculos,

confuso de palabras,

tierno de manos,

lento de andar, inoxidable de corazón,

aficionado a las estrellas, mareas, maremotos,

administrador de escarabajos,

caminante de arenas,

torpe de instituciones,

chileno a perpetuidad,

amigo de mis amigos, mudo de enemigos,

entrometido entre pájaros,

mal educado en casa, tímido en los salones,

arrepentido sin objeto, horrendo administrador,

navegante de boca y yerbatero de la tinta,

discreto entre los animales,

afortunado de nubarrones,

investigador en mercados, oscuro en las bibliotecas,

melancólico en las cordilleras, incansable en los bosques,

lentísimo de contestaciones,

ocurrente años después, vulgar durante todo el año,

resplandeciente con mi cuaderno,

monumental de apetito, tigre para dormir,

sosegado en la alegría,

inspector del cielo nocturno, trabajador invisible,

desordenado, persistente,

valiente por necesidad, cobarde sin pecado,

soñoliento de vocación,

amable de mujeres,

activo por padecimiento,

poeta por maldición y tonto de capirote.

 

Pablo Neruda


Leemos el poema de Pablo Neruda y realizamos una segunda lectura para que los alumnos puedan anotar las palabras que no conocen. Al acabar la lectura, buscan en el diccionario esas palabras y entre todos ponen ejemplos para que queden más claras. Si lo desean, pueden escribirlas en su libreta para no olvidarlas, ya que en el texto van a incluir algunas de las palabras del poeta.

Después. los alumnos escriben su autorretrato de forma libre, en prosa o en verso, y pueden incluir dos o tres palabras que hayan aprendido.

Para completar este ejercicio, además de escribir el propio autorretrato, se puede proponer que hagan el retrato de su compañero. Cada alumno escoge una pareja y uno le cuenta al otro cómo es, qué le gusta, qué piensa, etcétera.