Empezar una historia (II)

 


Para empezar a escribir nuestra historia, nada mejor que leer a los grandes escritores. Ya sabéis, es muy difícil escribir bien si no leemos. De ellos, aprenderemos el cómo.

Aquí tenéis dos principios de cuento pertenecientes a William Goyen, del libro "Cuentos completos".


El coyote

Una tarde de finales de otoño hubo una gran conmoción entre la gente del valle del río. Alguien había visto un coyote rojo que corría por el camino a Cranestown con un pavo de la granja de los Coopers en la boca. Mark Coopers organizó con rapidez una partida porque, además de sus pavos, también estaban en peligro las ovejas, terneros y pollos de otras granjas. Él sabía cómo convocar a los hombres de Cranestown ante el más mínimo indicio de lo que, a su criterio, podía ser un desastre o un peligro para todos, y en especial para él mismo. Se organizó con rapidez una partida para cazar al ladrón.



 

 Preciada puerta

—Hay alguien tirado en el campo —vino a decirnos mi hermanito.

Eran las ocho en punto de la mañana y hacía tanto calor que la hierba despedía humo y los saltamontes cantaban. Durante días, había corrido la voz de que llegaba un huracán. Desde ayer sentíamos sus indicios: una quietud en el aire seguida por la abrupta ondulación del viento; el cielo parecía más alto y parecía lavado.

—Debe de ser un molinero borracho que duerme en la hierba o un vagabundo. Hasta puede ser tu tío Bud, quién sabe —me dijo mi padre—. Ve a ver qué es.

—Ven conmigo —le pedí—. Tengo miedo.

Encontramos a una pobre criatura golpeada que no respondía a las llamadas de mi padre. Llevamos a la persona inconsciente al porche trasero y la acostamos en el sillón.